miércoles, 28 de enero de 2015

"Susana Díaz me parece asquerosa"

Susana Díaz ya tiene diputados imputados

Auto del 21 de enero del Tribunal Supremo: "Se encuentran imputados, entre otros, Manuel Chaves, José Antonio Viera Chacón y Gaspar Zarrías, diputados en el Congreso, y José Antonio Griñán, senador de las Cortes Generales, en la presente X Legislatura".

lunes, 26 de enero de 2015

viernes, 23 de enero de 2015

Partido Socialista Obsceno Español de Andalucía

Creía que los socialistas andaluces no podían sorprenderme más, pero lo admito: estaba equivocado. Quizá pequé de ingenuo. Después de todo, los socialistas están acostumbrados no sólo a pergeñar leyes retorcidas sino a retorcer leyes. Es lo que van a hacer ahora. El antojo de la presidenta de convocar elecciones puede dejar sin aforamiento a Francisco Vallejo, Carmen Martínez Aguayo, Antonio Ávila y Manuel Recio. La juez Alaya tendría libertad absoluta para imputarles. Por eso, a los socialistas se les ha ocurrido incluirlos en la Diputación Permanente. Vamos, ofensivo al pudor, obsceno. Y todavía tenemos que estar agradecidos. Una diputada de la oposición argentina dijo, cuando se conoció la muerte del fiscal Nisman, que el kirchnerismo se había hecho criminal. “Yo pensé que robaban, que mentían sistemáticamente; nunca que podían matar.” De momento, Andalucía no es Argentina. Esperemos que nunca lo sea.

Ávila y Aguayo quieren blindarse

obsceno, na.
(Del lat. obscēnus).
1. adj. Impúdico, torpe, ofensivo al pudor.

miércoles, 14 de enero de 2015

Manifiesto andaluz

“Quien no tiene ninguna nación que amar acaba inventando una.”
Christopher Hale, La cruzada de Himmler

1. Pronto se cumplirán 800 años de esclavitud. Hemos sido alhameles ocho largos siglos.
  1.1. Llegaron del norte con sus corazas de hierro y sus cotas de malla.
  1.2. Nos golpearon, nos violaron, nos mataron.
    1.2.1. Quemaron los campos.
    1.2.2. Violaron a las alarozas.
    1.2.3. Entraron en nuestras aldeas.
    1.2.4. Nos encerraron en los corrales.
    1.2.5. Mataron a aquellos que por miedo o rabia empuñaron un inútil alfanje.
  1.3. Llegaban en primavera, con la primavera llegaba el horror. La flor de arrayán alimentó los mulos que transportaban en albardas nuestros tesoros.
    1.3.1. Quien no se ha detenido nunca ante el fluir dócil del Guadalquivir. Ellos escupieron en sus sagradas aguas.
    1.3.2. Quien no ha pensado en su ser querido cuando contempla el Genil. Ellos lo convirtieron en un albañal.
  1.4. Tomaron Baeza, Jaén, Córdoba, Sevilla, arrebataron las perlas de Andalucía.
    1.4.1. Tomaron Baeza con añagazas.
    1.4.2. Mataron de hambre a Córdoba la Grande, la ciudad de Abd al-Rahman III.
    1.4.3. Asediaron implacablemente Jaén, y un inefable sultán la vendió, tuvo que venderla por la promesa de una migaja de libertad.
    1.4.4. Se lanzaron como buitres sobre Sevilla, la ciudad de Ibn Mutamid, pero también la capital de los bereberes (malditos sean ellos).
  1.5. Se repartieron las tierras, se repartieron a los andaluces, no dejaron albaquía.
    1.5.1. El rey de los castellanos se quedó con las ciudades: Baeza, Jaén, Córdoba, Sevilla. Entregó las casas de los andaluces a sus apestosos albarraniegos, entregó la tierra de los andaluces, entregó a los andaluces.
      1.5.1.1. Los albarraniegos recibieron miles de alfabas. La tierra se convirtió en un erial.
      1.5.1.2. Los albarraniegos obtuvieron la alfadía por su perfidia.
    1.5.2. Continuó el reparto en la tienda del rey de los castellanos, en la tienda que apestaba como una pocilga. El albalaero repartió a los andaluces. Cada uno recibió su alema.
      1.5.2.1. Quinientos andaluces al conde, que quemó los campos donde ya sonreían las cosechas.
      1.5.2.2. Doscientos andaluces al caballero, que había demostrado su valor violando a las mujeres y asesinando a los ancianos.
      1.5.2.3. Mil andaluces al arzobispo, que vociferaba eso de que Dios lo quería.
      1.5.2.4. Trescientos a los caballeros de la cruz de la espada, que nunca vacilaron en herir y matar, en arrancar puertas e incendiar.
      1.5.2.5. Todos se llevaron alijares.
    1.5.3. Se repartieron el botín como ladrones que asaltan una alquería en la noche.
    1.5.4. Nuestros artífices, nuestros alarifes, nuestros alcalleres, nuestros alhaquines fueron raptados, llevados al norte.
  1.6. Todos los andaluces fueron esclavizados.
    1.6.1. Se nos atosigaba a latigazos.
    1.6.2. Nos arrancaron nuestras ropas y nos obligaron a vestir las camisas y los pantalones de los castellanos.
    1.6.3. De la noche a la mañana cambiaron nuestros nombres, nos dieron los nombres y apellidos que llevamos desde entonces.
    1.6.4. Nos convirtieron en cristianos. Sus ceñudos monjes, alcahuetes de largo faldón, nos rociaron de agua y nos anunciaron que ahora deberíamos comer cerdo, deplorable animal que es como ellos. Nos prohibieron susurrar las aleyas.
    1.6.5. Comíamos albudecas.
    1.6.6. Nos obligaron a plantar vides, y a beber ese inefable jugo. Tal vez muchos lo bebían para olvidarse de todo.
  1.7. Todo un reino fue esclavizado, convertido en un alcahaz.
    1.7.1. Tenían que pagarle oro al rey de los castellanos.
    1.7.2. Sus jóvenes eran ofrendados para que murieran en fútiles algaradas.
    1.7.3. Habían de seguir al rey de los castellanos en sus caprichos. La alcahazada no tenía voluntad.
    1.7.4. Los puertos quedaron abiertos a los castellanos.
    1.7.5. No podían hablar con los hermanos del Magreb, que ahora eran enemigos.
    1.7.6. Un sultán corrió un albur: advirtió que cambiaría el oro por el hierro. Un profundo grito de alborozo surgió de la garganta de todos los esclavos andaluces, que veíamos cerca nuestra liberación. Pero era la guerra del lince contra la manada de lobos. Golpearon, violaron, mataron.
  1.8. Todos los andaluces, esclavos. Muchos de ellos comenzaron a olvidar su lengua, la olvidamos.
  1.9. Todavía hubo otra rebelión en las Alpujarras, el último alarde. A sangre y fuego. Nos derrotaron. A sangre y fuego.
    1.10. Después decretaron que debíamos abandonar nuestra tierra. Hace 400 años nos dijeron que deberíamos marcharnos.
  1.11. Pero aquí nos quedamos muchos.

2. ¡Alharacas! Ahora ha llegado la hora de la segunda guerra de liberación, la lucha final, el tiempo de las albricias. Aún no está duro el alcacer para zampoñas.
  2.1. Ya no seremos esclavos. Nuestra sed de libertad es una alfaguara.
    2.1.1. No trabajaremos para los castellanos, estos no nos deportaran allí donde quieran utilizar nuestros músculos.
    2.1.2. No nos llamaremos con los nombres que nos atribuyeron.
    2.1.3. Abandonaremos la lengua que todavía, lamentablemente, tenemos que utilizar. Volveremos a hablar el idioma de Ziryab, de Ibn Hazm, de Ibn Arabí, de Ibn Tufayl, de Ibn Rusd. Abandonaremos las aljamías.
    2.1.4. Dejaremos de adorar, de simular que adoramos a su horrible e increíble trinidad.
    2.1.5. Muhammad no fue un profeta de Dios, fue un caudillo que dio un aldabonazo en la conciencia de los árabes, les hizo abandonar sus timidez de beduinos.
    2.1.6. Si Dios existe, seguro que abomina de la adoración ostentosa.
  2.2. Podrán retornar los hermanos que nos abandonaron hace 400 años.
    2.2.1. Pero no queremos a los bereberes (malditos sean ellos), ni a las tribus del Senegal ni del Níger, no queremos albardanes. Ellos sean malditos porque llamados para liberar Andalucía la hundieron en la pocilga.
    2.2.2. Venid, hermanos del Magreb, no seáis tímidos.
    2.2.3. Los castellanos conocen a los andaluces y los andaluces conocemos a los castellanos. Ellos deberán marcharse.
  2.3. Arabia es nuestra tierra de origen, nuestro alif; los pueblos árabes son nuestros hermanos.
    2.3.1. Los árabes palestinos, atosigados por los judíos.
    2.3.2. Los árabes iraquíes, cuya tierra ha sido mancillada.
    2.3.3. Los árabes libaneses, colonizados.
    2.3.4. Los árabes egipcios.
    2.3.5. Los árabes libios, los árabes del Magreb.
    2.3.6. Los árabes de Zanzíbar, ellos mismos esclavos.
    2.3.7. Los árabes andaluces les enseñaremos a recoger las lágrimas y a preparar la venganza.

jueves, 1 de enero de 2015

Las dos campanadas de Canal Sur