martes, 31 de marzo de 2015

Oriol Pujol

Ramón de España (El manicomio catalán): “Me crucé en cierta ocasión por el Paseo de Gracia con Oriol Pujol. Nunca había visto a nadie tan consciente de su supuesta importancia. Aunque bajito, se da aires al andar y eleva ligeramente el mentón a lo Mussolini, para parecer más alto. Lucía ropa cara y un maletín que ahora imagino cargado de papeles comprometedores. Hablaba por el móvil y, por el tono, deduje que impartía órdenes. Nuestras miradas se cruzaron. Me miró mal. No sé si me reconoció o si es que mira mal a todo el mundo. Yo me quedé plantado en mitad del Paseo de Gracia, cerca de la Diagonal, viendo cómo se alejaba. Pasmado ante un personajillo tan arrogante, ante el típico hijo de papá que ha crecido convencido de que el país era suyo y de su casta infame, ante alguien que, en el fondo, no se daba cuenta de que se había metido en política porque era el menos capacitado para los negocios de la familia.”