jueves, 26 de diciembre de 2013

Román Orozco, abogado del diablo socialista


Cerca de la Universidad de Baeza hay una imagen de la Virgen. Debajo, se prometen 40 días de indulgencia a quien rece un Ave María o una Salve. Nunca me he detenido porque me parece que, por muchas oraciones que recite, sólo aplazaría unos meses, unos años mi inevitable condena. Y el resto de la eternidad, ¿qué?

Paradójicamente, me obligo a leer los artículos de Román Orozco en El País de Andalucía, para obtener, al menos, una cierta indulgencia cívica: parafraseando a Antonio Machado, que el demonio no tenga razón no quiere decir que no se le escuche.

Los últimos artículos de Román Orozco han sido más deleznables, si cabe, que de costumbre. Hace una semana ventiló la responsabilidad del SAS en la trágica muerte de la familia de Alcalá de Guadaíra escribiendo que “los servicios de urgencia nada pudieron hacer por ellos”. Sé marcar la diferencia entre empleados del SAS y responsables. Y me parece que, por culpa de estos últimos, los servicios de urgencia pudieron hacer algo por la familia Caño Bautista. Por lo menos llevarlos al hospital y dejarlos en observación.

Hoy he leído el último artículo del inefable Orozco, que trata de la corrupción. Dedica párrafos enteros a los corruptos del PP, de la CEA, de IU. Sólo una frase a la corrupción sindicalista: “Dos sedes de UGT eran registradas por la policía”. ¿Por capricho? Y una pulla a Alaya por atreverse a mencionar en el sumario de los ERE a los ex presidentes: “La juez Alaya, que volvía a preimputar a Chaves y Griñán sin aportar nuevos datos, como le pedía la Audiencia”. ¿Acaso Chaves y Griñán no avalaron que se gastaran 1.200 millones de euros discrecionalmente?

¿Esa va a ser la estrategia de la izquierda mediática? ¿Ocultar con velos y cortinas de humo la corrupción socialista? ¿Justificarla porque “hay matices”? ¿Continuar con la agitprop que ha llevado a Andalucía a la miseria?